He aprendido que las finanzas personales son el conjunto de hábitos, paciencia, disciplina y constancia, también únicas como nuestras huellas digitales y ADN, lo que me funciona a mí, no siempre le funciona al de a lado, ya que somos completamente distintos, tenemos diferentes metas, diferentes personalidades y eso está completamente relacionado con nuestra educación, contexto social y con las decisiones que tomamos a lo largo de la vida respecto con nuestro dinero.
Hace unos años no tome las mejores decisiones financieras, y te comparto esto porque sé que todos hemos pasado por esa historia triste y abrumadora; el dinero nos da cierta estabilidad, nos ayuda a sentirnos con la seguridad de tomar decisiones claras y objetivas, dejamos de tener estrés y dolores de cabeza por pensar en las deudas interminables, la falta de ahorro e inversión, pero cuando no tenemos la cantidad suficiente para cubrir nuestros gastos sólo pensamos en que no tenemos dinero para esto o lo otro y bueno, el cerebro está en una constante crisis porque no ve una solución, vive con miedo, haciendo que empieces a decaer poco a poco, ¿te suena familiar? Si has pasado por eso podrás confirmar lo que digo y si estás pasando por ese momento, te entiendo y es momento de hacer algo diferente para ver el cambio.
Lo primero que tienes que hacer es dejar de pensar en el dinero, sí, así como lo lees, esa relación de amor-odio tiene que parar, amas el dinero cuando llega pero lo odias cuando se va, y la realidad es que lo debes de amar todo el tiempo, la relación con nuestro dinero es un reflejo de nuestros pensamientos, soy testigo de eso, tuve que transformar mis pensamientos para hacer las paces con mis finanzas, es por eso que tener un crecimiento integral es tan importante, con esto me refiero a trabajar en la parte mental – terapia, espiritual – agradecimiento, financiera – planeación, todo va de la mano.
Haz una pausa en tu vida, las pausas son buenas, nos ayudan a ver las cosas desde otra perspectiva, nos dan la tranquilidad que necesitamos para poder ver la desde otro enfoque y empezar a hacer pequeños cambios, que conforme va pasando el tiempo, se transforman en hábitos, creando grandes cambios. Te comparto algunas cosas que he puesto en práctica y me han ayudado bastante:
- Agradece todo lo que tienes en este momento, esta práctica la puedes hacer por las noches antes de acostarte y al despertar, puedes agradecer cosas que tienes a la vista, por ejemplo, gracias por la cama, casa y comida que tengo, gracias por el gran día que tuve, gracias porque hoy aprendí una lección nueva, hay tanto que agradecer.
- Se amable con la gente, las sonrisas son gratis y no sabemos la diferencia que podemos hacer en la vida de una persona.
- Rodéate de personas que construyan que te impulsen a hacer algo nuevo.
- Invierte tiempo en contenido que te nutra y aprende a través de contenido gratuito.
- La terapia es canasta básica, te ayuda a identificar ciertos problemas y te da las herramientas para solucionarlo.
- Identifica tus principales gastos y disminúyelos al máximo.
- Crea nuevas fuentes de ingresos.
Es muy importante ser constante, si quieres crear un negocio realiza una planeación, pero lo más importante es hacer todo lo que puedas con los recursos que tienes hoy, no siempre es necesario gastar una fortuna para hacer algo nuevo.
Administra tus finanzas para alcanzar nuevos objetivos, es un hecho que de cero no empiezas, ya que tienes un montón de herramientas para hacerlo mejor que la primera vez.
Las finanzas personales nos enseñan que, si sabemos manejarlas de la mejor manera posible, podemos llevar con éxito finanzas personales, en pareja, incluso, en nuestro negocio o emprendimiento. Planea, organiza y ten claros tus números, lo que necesitas para cubrir tus necesidades principales como alimentación, salud y vivienda, después incrementa un porcentaje de ahorro e inversión y por último destina una parte a tu estilo de vida, eso que tanto nos gusta y por lo mismo, que tanto necesitamos tener bajo control.
Alcanzar el bienestar financiero para después llegar a nuestra libertad financiera depende de una sola persona, y esa persona eres tú.